Estimadas compañeras y compañeros,
A veces puede que nos centremos más en el tratamiento médico que en tratar de comunicarnos con las y los pacientes (y su entorno) de un modo más cercano, comprendiendo sus temores, sus dudas, e incluso sus rechazos, críticas, etc. Si entendemos que la paciente o el paciente está en una situación de incertidumbre a la hora de recibir atención médica, en ese momento podemos construir una relación de confianza que puede ayudar a ambas partes. Como sabemos la confianza se construye a partir de un conjunto de comportamientos interpersonales o de una identidad compartida (fundamentada en juicios racionales e instrumentales) y una dimensión afectiva.
Considero que, en el caso de pacientes con un origen cultural distinto al nuestro, es imprescindible construir un nivel de confianza por sus potenciales efectos terapéuticos. Los altos niveles de confianza se han asociado con muchos beneficios, incluyendo la percepción de una mejor atención, una mayor aceptación del tratamiento recomendado y la adhesión a ese tratamiento, o una menor ansiedad en relación con cualquier tratamiento tomado. El problema es que en muchas ocasiones no sabemos cómo hacerlo, cómo comunicarnos de manera efectiva con estos/as pacientes y su entorno.
Por eso os planteo que hablemos de cuáles son los principales retos que detectáis a la hora de construir una relación de confianza con pacientes de origen cultural diverso (y su gente cercana), por ejemplo: familiarizarse con las características de su comunidad; mantener una mente abierta y ser sensible a las creencias y prácticas de los pacientes, etc. Creo que de esta conversación se pueden sacar cosas interesantes para todas y todos.
Saludos,
Estimados compañeros y compañeras,
Me parece un tema interesante a considerar, ya que en muchas ocasiones encontramos dificultades comunicativas entre profesional y paciente, incluso cuando comparten la misma lengua y cultura. No existe, por supuesto, una receta mágica para favorecer la relación terapéutica entre los profesionales sanitarios y pacientes; pero sí herramientas que, de manera universal, pueden favorecer el acercamiento entre ambos:
Eliminar las barreras. Muchas veces, podemos encontrar barreras ambientales que dificultan la relación con los pacientes. Por ejemplo, ante la comunicación de noticias negativas especialmente sensibles, puede ser muy favorable eliminar ciertas barreras del contexto (una mesa que se sitúe entre el paciente y el profesional, aparatos electrónicos como el ordenador de la consulta, móvil, tablets...). Entrar en contacto directo con los pacientes, podrá favorecer la comunicación entre ambos y, en consecuencia, facilitar la intervención. De la misma forma, llamar al paciente por su nombre puede facilitar el acercamiento y favorecer la comunicación.
Evitar tecnicismos. En muchas ocasiones, los profesionales de la salud tendemos a utilizar un lenguaje técnico para explicar el estado de salud de los pacientes. Aunque es fundamental, en algunas situaciones puede llegar a ser contraproducente, más aún si añadimos las diferencias culturales o de lenguaje que puedan manifestar los usuarios. En estos casos, es recomendable dar explicaciones de forma pausada, haciendo hincapié en aquellos aspectos que puedan dificultar en mayor medida la comprensión de los afectados.
Cualquier aportación sería muy interesante a considerar en relación a este tema.
Un saludo.